El virus de Papiloma Humano (VPH): guía médica para entenderlo, detectarlo y tratarlo

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El virus del papiloma humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más frecuente en el mundo. La mayoría de las personas sexualmente activas lo contraerán en algún momento de su vida. Muchas ni siquiera se enteran, porque en la mayoría de los casos la infección desaparece sola gracias al sistema inmunitario. Sin embargo, en una proporción de personas el VPH persiste y puede producir lesiones visibles (como verrugas) o lesiones invisibles que, si no se detectan y tratan, pueden evolucionar hacia cambios precancerosos o cáncer.

Comprender cómo se transmite, cómo se detecta y cómo se maneja el VPH es fundamental para cuidar la salud sexual y reproductiva. A continuación, te explicaré de forma detallada todo lo que necesitas saber.

Qué es el VPH y cómo se transmite

El VPH es un grupo de más de 250 virus relacionados. Se transmite principalmente por contacto íntimo piel con piel durante las relaciones sexuales vaginales, anales u orales. No requiere penetración completa para transmitirse; basta con el contacto directo de piel o mucosa infectada con la de otra persona.

Existen tipos de bajo riesgo y tipos de alto riesgo:

  • Los de bajo riesgo producen verrugas genitales u otras lesiones benignas. Son incómodas pero no ponen en peligro la vida.

  • Los de alto riesgo pueden causar cambios celulares en cuello uterino, ano, pene, vulva, vagina y orofaringe. Estos cambios, con el tiempo y si no se tratan, pueden derivar en cáncer.

La transmisión es tan común que tener VPH no implica promiscuidad ni “culpa”. Es comparable a contagiarse un resfriado: sucede porque es muy frecuente.

Manifestaciones del VPH

La mayoría de las infecciones por VPH no producen síntomas. Sin embargo, hay dos grandes grupos de manifestaciones:

  • Lesiones visibles (verrugas genitales): pequeños bultos del color de la piel o rosados, a veces agrupados, que pueden tener aspecto de coliflor. Suelen aparecer en vulva, vagina, pene, escroto, región perianal e incluso en boca o garganta. Son indoloras, aunque pueden picar o molestar.

  • Lesiones invisibles (displasias): cambios microscópicos en las células, sobre todo del cuello uterino, que solo se detectan mediante pruebas médicas. Son las que tienen potencial de evolucionar a cáncer.

Detección y diagnóstico del VPH

No existe un análisis de sangre rutinario para diagnosticar el VPH. La detección depende de la localización y del tipo de lesión.

Examen físico

Las verrugas genitales suelen diagnosticarse con la simple observación. El profesional de salud examina la zona genital, anal y, si es necesario, oral. A veces se aplica ácido acético para resaltar las lesiones.

En mujeres

  • Citología cervical o Papanicolaou: consiste en tomar células del cuello uterino para examinarlas al microscopio. Detecta cambios precancerosos. Se recomienda regularmente desde los 25 años (la periodicidad varía según el país).

  • Prueba de ADN para VPH: detecta la presencia de tipos de alto riesgo. Puede usarse sola o combinada con la citología. Si es positiva, no significa que haya cáncer, sino que se debe vigilar con más atención.

  • Colposcopia: examen del cuello uterino con una lupa especial. Permite ver áreas sospechosas y dirigir biopsias.

  • Biopsia: se toma un pequeño fragmento de tejido para analizarlo en el laboratorio y confirmar un diagnóstico.

En hombres

No hay un programa de cribado rutinario. Se examinan las lesiones visibles y, en personas con factores de riesgo (hombres que tienen sexo con hombres, personas inmunodeprimidas), puede hacerse:

  • Penoscopia: inspección del pene con lentes de aumento.

  • Anoscopia: inspección del canal anal para detectar lesiones internas.

Evolución natural del VPH

En el 80–90 % de los casos, la infección por VPH desaparece sola en uno o dos años. El sistema inmune elimina el virus sin dejar secuelas. Solo una minoría presenta persistencia. Esa persistencia, sumada a factores como el tabaquismo, la inmunosupresión o múltiples partos, aumenta el riesgo de lesiones precancerosas.

Esto significa que un resultado positivo para VPH no es sinónimo de cáncer, pero sí es una alerta para hacer controles más estrechos.

Tratamiento de las lesiones por VPH

No hay un medicamento que elimine el VPH del organismo. El tratamiento se enfoca en las lesiones que provoca. Los objetivos son eliminar las verrugas visibles, tratar las lesiones precancerosas y prevenir la progresión a cáncer.

Tratamiento de las verrugas genitales

Las opciones incluyen:

  • Medicamentos tópicos recetados:

    • Podofilotoxina: destruye el tejido de la verruga. Se aplica en ciclos, siguiendo cuidadosamente las indicaciones.

    • Imiquimod: estimula la respuesta inmunitaria local. Se aplica varias veces por semana durante semanas.

  • Procedimientos en consulta:

    • Crioterapia: congelación de la verruga con nitrógeno líquido.

    • Electrocauterización o láser: quemar o vaporizar la lesión.

    • Escisión quirúrgica: cortar la verruga con bisturí en casos seleccionados.

El tipo de tratamiento depende del tamaño, número y localización de las verrugas, así como de las preferencias y condiciones del paciente.

Es habitual que las verrugas reaparezcan porque el virus puede seguir presente en la piel. Esto no significa que el tratamiento haya fallado; se pueden repetir los procedimientos si es necesario.

Tratamiento de las lesiones precancerosas del cuello uterino

Si se detectan cambios celulares moderados o graves, se realizan procedimientos para eliminar el área afectada:

  • Conización: se extrae un fragmento en forma de cono del cuello uterino.

  • Escisión electroquirúrgica con asa (LEEP): se utiliza un asa de alambre con corriente eléctrica para cortar y coagular el tejido.

Tras estos procedimientos, se hace seguimiento con citologías y colposcopias para asegurar que la lesión no reaparezca.

Otras localizaciones

En ano, pene, vulva o boca, el manejo depende de la localización y extensión. Puede incluir resección quirúrgica, láser o tratamientos tópicos.

La vacuna contra el VPH

La vacuna contra el VPH es la medida preventiva más eficaz. No trata infecciones existentes ni lesiones ya presentes, pero protege contra varios tipos de VPH, incluidos los de alto riesgo que causan la mayoría de los cánceres cervicales y anales, y contra los que causan verrugas genitales.

Idealmente se administra antes del inicio de la vida sexual, porque así se garantiza que la persona no ha estado expuesta a los tipos incluidos en la vacuna. Sin embargo, también puede aplicarse en adultos jóvenes y en personas que ya han tenido VPH, porque probablemente no han estado expuestas a todos los tipos cubiertos y aún pueden beneficiarse.

La vacunación de varones, además de protegerlos a ellos, ayuda a reducir la circulación del virus en la población.

 

Medidas preventivas adicionales

  • Uso de preservativo: disminuye significativamente el riesgo de transmisión, aunque no lo elimina completamente porque el VPH puede estar en zonas no cubiertas.

  • Evitar el tabaco: fumar se asocia con mayor persistencia del VPH y progresión a lesiones graves.

  • Mantener un sistema inmunitario saludable: buena alimentación, ejercicio regular, manejo del estrés y sueño adecuado.

  • Controles médicos regulares: seguir las recomendaciones de cribado según edad y factores de riesgo.

  • Informar a la pareja: cuando hay verrugas activas, conviene que la pareja también se valore.

Aspectos emocionales

Recibir un diagnóstico de VPH puede generar ansiedad, vergüenza o miedo. Es importante entender que:

  • Es una infección extremadamente común; la mayoría de las personas la tienen en algún momento.

  • Tener VPH no es señal de promiscuidad ni de mala higiene.

  • Con seguimiento y tratamiento adecuados, rara vez causa problemas graves.

  • El apoyo psicológico y la información son clave para manejar la ansiedad.

Mensajes clave para recordar

  1. El VPH es el virus de transmisión sexual más frecuente; existen tipos de bajo y alto riesgo.

  2. La mayoría de las infecciones desaparecen espontáneamente.

  3. No hay análisis de sangre rutinario para detectarlo.

  4. En mujeres, la citología y la prueba de VPH permiten detectar cambios precancerosos en el cuello uterino.

  5. En hombres, se diagnostican las lesiones visibles y, en algunos casos, se hace penoscopia o anoscopia.

  6. No existe tratamiento que elimine el virus; se tratan las lesiones.

  7. Las verrugas pueden tratarse con medicamentos tópicos, crioterapia, láser o cirugía.

  8. Las lesiones precancerosas se tratan con procedimientos como LEEP o conización.

  9. La vacuna contra el VPH previene nuevas infecciones y es recomendable incluso en adultos.

  10. El preservativo reduce el riesgo, pero no lo elimina del todo.

  11. No fumar y mantener hábitos saludables ayuda al sistema inmune a controlar el virus.

  12. Con controles periódicos, la mayoría de las personas con VPH nunca desarrollarán cáncer

El virus del papiloma humano es muy común y, aunque puede causar lesiones molestas o graves, hoy disponemos de herramientas eficaces para detectarlo, tratar las lesiones y prevenir nuevas infecciones. La información es poder: conocer el VPH te permitirá tomar decisiones informadas sobre tu salud sexual y acudir a los controles adecuados.

Si ya tienes diagnóstico de VPH, no te asustes: sigue las recomendaciones médicas, mantén un estilo de vida saludable y considera la vacunación si aún no la recibiste. Si nunca te has hecho pruebas, consulta en tu centro de salud sobre la citología y la prueba de VPH según tu edad. Y recuerda que no estás solo: millones de personas han pasado por lo mismo y, con seguimiento adecuado, la gran mayoría no desarrolla complicación.